Obra
Su obra poética se inicia con Soledades (1903), que fue escrita entre 1899 y 1902. En el breve volumen notamos ya muchos rasgos personales que caracterizarán su lírica posterior.
En Soledades, Galerías y otros poemas (octubre de 1907) la voz del poeta se alza con personalidad propia. En este mismo año, se instala en la ciudad de Soria
para enseñar francés. En esta ciudad conocerá a la que será su esposa,
Leonor.
Quizá lo más típico de esa personalidad sea el «tono»
nostálgico, suavemente melancólico, aun cuando hable de cosas muy reales
o de temas muy de la época: jardines abandonados, parques viejos,
fuentes, etcétera; espacios a los cuales va aproximándose a través del
recuerdo, del sueño o de las ensoñaciones.
A un olmo seco (una obra)
Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
[...]
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que, rojo en el hogar, mañana
ardas, de alguna misera caseta
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hacia la mar te empuje,
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Antonio Machado
En lo fundamental este intimismo nunca desaparece, aunque en la entrega siguiente, Campos de Castilla (1912), Antonio Machado explore nuevos caminos (no en vano, es su libro noventayochista). En la colección de 1912
el poeta mira, sobre todo, al espacio geográfico que le rodea —las
tierras castellanas— y a los hombres que lo habitan.
A la sección Campos
de Castilla que figura en la edición de Poesías completas (1917) se añadirán nuevos textos que no figuran en la de 1912:
a) un grupo de poemas escritos en Baeza tras la muerte de su mujer Leonor en los que la memoria tiene un papel fundamental,
b) una serie de poemas breves, de carácter reflexivo, sentencioso, que el poeta llamará «Proverbios y cantares» y
c) unos cuantos textos muy críticos: crítica social y crítica a la España de aquel momento.
El libro Nuevas canciones (1924),
escrito parcialmente en Baeza, recuerda en alguna de sus partes el tono
nostálgico del primer Machado. Hay una presencia de las tierras
sorianas, evocadas desde lejos; la hay, también, de la Alta Andalucía,
espacio geográfico real y mítico a la vez; continúa, además, en el
nuevo libro, la línea sentenciosa (proverbios y cantares) que ya
iniciara en Campos de Castilla.
Las ediciones de Poesías completas de 1928 y 1933
presentan novedades dignas de ser destacadas. Especialmente, hay que
reseñar la aparición de dos importantes apócrifos, «Juan de Mairena» y
«Abel Martín» —maestro de Mairena—, más un tercero, que lleva el mismo
nombre que el poeta. Son, todos ellos, autores de los poemas añadidos a
estas nuevas ediciones. Juan de Mairena es, además, autor de comentarios
en prosa: de éste ha de decir Machado algunos años más tarde que es su
«yo filosófico». Entre los textos que a dichos personajes se atribuyen
destacaremos, por una parte, los de carácter filosófico (filosofía
impregnada de lirismo); por otro lado, unos cuantos poemas eróticos,
cuya inspiradora (Pilar de Valderrama en la vida real; Guiomar en la poesía) fue el último gran amor del poeta.
En 1936, ya en vísperas de la Guerra Civil, publica un libro en prosa: Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. Se trata de una reunión de ensayos que venía publicando en la prensa madrileña a partir de 1934.
Este volumen muestra que su autor es uno de los más originales
prosistas de nuestro siglo. A través de esas páginas Machado-Mairena
habla sobre la sociedad, la cultura, el arte, la literatura, la
política, la filosofía. Usa una gran variedad de tonos, que va desde la
aparente frivolidad hasta la gravedad máxima, pasando por la ironía, la
gracia o el humor.
Durante la contienda civil marcha con su familia a Valencia. Uniéndose al movimiento Alianza de Escritores Antifascistas participando activamente en el II Congreso Internacional celebrado en la ciudad de Valencia. Machado escribió unos pocos textos en verso y muchos en prosa. Algunos, verso y prosa, se recogen en su último libro, La guerra (1937, con ilustraciones de José Machado).
Si buena parte de la escritura última debe verse como puramente
testimonial, hay, no obstante, ciertos textos de grandísima calidad
literaria. Entre ellos, El crimen fue en Granada.
Durante la década del veinte y los primeros años de la década del treinta, escribe teatro en colaboración con su hermano Manuel. Ambos estrenan en Madrid las siguientes obras: Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel (1926), Juan de Mañara (1927), Las adelfas (1928), La Lola se va a los puertos (1929), La prima Fernanda (1931) y La duquesa de Benamejí (1932).
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