viernes, 29 de marzo de 2013

Semana Santa en Sevilla


 
La semana santa consiste en una conmemoración a la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.
Da comienzo en el domingo de ramos y finaliza el domingo de resurrección, aunque se suele comenzar dos días antes es decir el viernes dolores. Su celebración es variable entre marzo y abril.
Durante la semana santa salen muchas cofradías en Sevilla:

- Viernes Dolores: La misión (450nazarenos), Pino montano (550 nazarenos), Padre Pío Palmete (200 nazarenos) , Bellavista (400),  Pasión y Muerte (100 nazarenos), Cristo de la corona (81 nazarenos) y Bendición y Esperanza (150nazarenos).
- Sabado de Pasión: La milagrosa (350nazarenos), Torreblanca (650 nazarenos), Divino Perdón de Alcosa (300 nazarenos), San José Obrero (130 nazarenos).
- Domingo de ramos: La borriquita (850 nazarenos), Jesús despojado (470 nazarenos), La paz (1.700 nazarenos), La cena (650 nazarenos), La Hiniesta (1.300 nazarenos), San Roque (900 nazarenos) La Estrella (1.900 nazarenos), La amargura ( 1.00 nazarenos), El amor (1.150) y así muchas hasta el domingo de resurrección. 

Cada paso tiene su banda pero cada una de ellas toca la misma canción a la salida y a la entrada. 
 
Espero que os guste 
 
Paula

EL CRIMEN FUE EN GRANADA (Antonio Machado)

Para terminar con el proyecto de Antonio Machado, aunque podéis seguir investigando y colgando cosas sobre él, me gustaría que leyéramos y analizáramos el poema "El crimen fue en Granada", ya que el curso pasado estudiamos a Lorca.


El poeta cuenta como fue la muerte de otro de los grandes poetas españoles, Federico García Lorca. Lo mataron en Granada, su tierra natal y mucha gente lloró con su muerte. Machado expresa los sentimientos que sentiría Lorca y los que sintió él al conocer su muerte.

                                                Gracia. 






EL CRIMEN FUE EN GRANADA

1. El crimen 

Se le vio, caminando entre fusiles, 
por una calle larga, 
salir al campo frío, 
aún con estrellas de la madrugada. 
Mataron a Federico 
cuando la luz asomaba. 
El pelotón de verdugos 
no osó mirarle la cara. 
Todos cerraron los ojos; 
rezaron: ¡ni Dios te salva! 

Muerto cayó Federico 
—sangre en la frente y plomo en las entrañas— ... 
Que fue en Granada el crimen, 
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada. 

2. El poeta y la muerte 

Se le vio caminar solo con Ella, 
sin miedo a su guadaña. 
—Ya el sol en torre y torre, los martillos 
en yunque— yunque y yunque de las fraguas. 
Hablaba Federico, 
requebrando a la muerte. Ella escuchaba. 
"Porque ayer en mi verso, compañera, 
sonaba el golpe de tus secas palmas, 
y diste el hielo a mi cantar, y el filo 
a mi tragedia de tu hoz de plata, 
te cantaré la carne que no tienes, 
los ojos que te faltan, 
tus cabellos que el viento sacudía, 
los rojos labios donde te besaban... 
Hoy como ayer, gitana, muerte mía, 
qué bien contigo a solas, 
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!". 

3. 

Se le vio caminar... 
Labrad, amigos, 
de piedra y sueño en el Alhambra, 
un túmulo al poeta, 
sobre una fuente donde llore el agua, 
y eternamente diga: 
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!


Antonio Machado

OBRA DE ANTONIO MACHADO

Obra

Su obra poética se inicia con Soledades (1903), que fue escrita entre 1899 y 1902. En el breve volumen notamos ya muchos rasgos personales que caracterizarán su lírica posterior.




En Soledades, Galerías y otros poemas (octubre de 1907) la voz del poeta se alza con personalidad propia. En este mismo año, se instala en la ciudad de Soria para enseñar francés. En esta ciudad conocerá a la que será su esposa, Leonor.




 Quizá lo más típico de esa personalidad sea el «tono» nostálgico, suavemente melancólico, aun cuando hable de cosas muy reales o de temas muy de la época: jardines abandonados, parques viejos, fuentes, etcétera; espacios a los cuales va aproximándose a través del recuerdo, del sueño o de las ensoñaciones.

A un olmo seco (una obra)

Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.

[...]
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que, rojo en el hogar, mañana
ardas, de alguna misera caseta
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hacia la mar te empuje,
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

Antonio Machado
En lo fundamental este intimismo nunca desaparece, aunque en la entrega siguiente, Campos de Castilla (1912), Antonio Machado explore nuevos caminos (no en vano, es su libro noventayochista). En la colección de 1912 el poeta mira, sobre todo, al espacio geográfico que le rodea —las tierras castellanas— y a los hombres que lo habitan.



 A la sección Campos de Castilla que figura en la edición de Poesías completas (1917) se añadirán nuevos textos que no figuran en la de 1912:

a) un grupo de poemas escritos en Baeza tras la muerte de su mujer Leonor en los que la memoria tiene un papel fundamental,

b) una serie de poemas breves, de carácter reflexivo, sentencioso, que el poeta llamará «Proverbios y cantares» y

c) unos cuantos textos muy críticos: crítica social y crítica a la España de aquel momento.



El libro Nuevas canciones (1924), escrito parcialmente en Baeza, recuerda en alguna de sus partes el tono nostálgico del primer Machado. Hay una presencia de las tierras sorianas, evocadas desde lejos; la hay, también, de la Alta Andalucía, espacio geográfico real y mítico a la vez; continúa, además, en el nuevo libro, la línea sentenciosa (proverbios y cantares) que ya iniciara en Campos de Castilla.



Las ediciones de Poesías completas de 1928 y 1933 presentan novedades dignas de ser destacadas. Especialmente, hay que reseñar la aparición de dos importantes apócrifos, «Juan de Mairena» y «Abel Martín» —maestro de Mairena—, más un tercero, que lleva el mismo nombre que el poeta. Son, todos ellos, autores de los poemas añadidos a estas nuevas ediciones. Juan de Mairena es, además, autor de comentarios en prosa: de éste ha de decir Machado algunos años más tarde que es su «yo filosófico». Entre los textos que a dichos personajes se atribuyen destacaremos, por una parte, los de carácter filosófico (filosofía impregnada de lirismo); por otro lado, unos cuantos poemas eróticos, cuya inspiradora (Pilar de Valderrama en la vida real; Guiomar en la poesía) fue el último gran amor del poeta.



En 1936, ya en vísperas de la Guerra Civil, publica un libro en prosa: Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. Se trata de una reunión de ensayos que venía publicando en la prensa madrileña a partir de 1934. Este volumen muestra que su autor es uno de los más originales prosistas de nuestro siglo. A través de esas páginas Machado-Mairena habla sobre la sociedad, la cultura, el arte, la literatura, la política, la filosofía. Usa una gran variedad de tonos, que va desde la aparente frivolidad hasta la gravedad máxima, pasando por la ironía, la gracia o el humor.

Durante la contienda civil marcha con su familia a Valencia. Uniéndose al movimiento Alianza de Escritores Antifascistas participando activamente en el II Congreso Internacional celebrado en la ciudad de Valencia. Machado escribió unos pocos textos en verso y muchos en prosa. Algunos, verso y prosa, se recogen en su último libro, La guerra (1937, con ilustraciones de José Machado). Si buena parte de la escritura última debe verse como puramente testimonial, hay, no obstante, ciertos textos de grandísima calidad literaria. Entre ellos, El crimen fue en Granada.

Durante la década del veinte y los primeros años de la década del treinta, escribe teatro en colaboración con su hermano Manuel. Ambos estrenan en Madrid las siguientes obras: Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel (1926), Juan de Mañara (1927), Las adelfas (1928), La Lola se va a los puertos (1929), La prima Fernanda (1931) y La duquesa de Benamejí (1932).